martes, 7 de septiembre de 2010

Final del verano


Cuando empieza a bajar el sol, y las olas del mar con su grandeza traen aguas mas azules y transparentes, es ese momento del año en que las almas empiezan a sentir frío y sin saber por que escalofríos recorren todo tu cuerpo al pensar lo inmenso que es el mundo y lo pequeño que eres ante el. Entonces en la soledad de tus pensamientos, de esos que solo eres capaz de compartir contigo misma, entiendes que a lo único que puedes aferrarte es a la esperanza de que quizá algún día encuentres la tranquilidad que necesitas, esa que tanto añoras, y que tu vida no deja de ser una minúscula partícula que forma parte del universo.

1 comentario:

Carmen Montoro dijo...

La foto es genial, estremecedora... para mi gusto le sobra ese trozo de baranda, pero tal vez tú la necesites para asirte a ella, demasiado vértigo y miedo ante tal visión... y está en perfecta sintonía con lo que cuentas.

Te imagino allí, con la mirada perdida en aquel cielo amenazador y en esas olas oscuras encrespadas... meditas y reflexionas, y eso está genial porque ESTAS VIVA!

Me alegro leerte de nuevo, es bueno saber que no abandonas todos tus proyectos, y este, el de tu blog, el de ENCONTRAR EL CAMINO, era y es un PROYECTO VITAL, muy bueno para ti, y tú lo sabes!

Bienvenida de nuevo a la Red, y gracias por compartirlo.

(El frío del alma se llama "incertidumbre-inseguridad"... deberás encontrar seguridad a través de la sabiduría de la incertidumbre, deberás mantenerte abierta a un número infinito de opciones. Esto lo cuenta muy bien Deeepak Chopra en la LEY DEL DESAPEGO para libertarse del pasado, de la cárcel del condicionamiento pasado)

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